BOLETÍN DIGITAL DE LA DELEGACIÓN DIOCESANA PARA LA EDUCACIÓN

OBISPADO DE HUELVA

jueves, 25 de junio de 2009

JACINTO FINALIZÓ SU VIAJE ENTRE NOSOTROS



Vuestra soy, pues me criasteis
vuestra, pues me redimisteis,
vuestra, pues que me sufristeis
vuestra, pues me llamasteis
vuestra, que me esperasteis
vuestra, pues no me perdí:
¿Qué mandais hacer de mí?
Sata Teresa




El martes hemos enterrado a uno de nuestros compañeros, a Jacinto, profesor de Secundaria con una vocación fuerte hasta el final.
Todos sabemos que llevaba enfermo un tiempo, pero nos ha cogido de sorpresa el anuncio de su muerte.
Parece que cuando una persona se muere hay siempre que hablar bien. Pero creo que es justo que se tenga en cuenta lo que Dios pone en cada uno de nosotros ¿Cómo vamos a reconocer las bondades de Dios si no es reconociendo lo que pone en los otros para que crezcamos y disfrutemos?
Es bueno reconocer a Dios en cada cosa, bendecirle por lo que hace en cada uno de nosotros y a través de nosotros. Bendecir y dar gracias como actitud en la vida.
Hoy damos gracias por Jacinto, por su generosidad, por la entrega hasta el último momento, por querer seguir al pie del cañón a pesar de todo. Por sus ilusiones y no querer estancarse. Damos gracias porque lo que Dios puso en él y por no habérselo guardado. Por todo lo que ha hecho con los jóvenes a lo largo de su vida.

Quizá es momento de reflexionar sobre nuestra vida, sobre nuestro viaje por la tierra y darnos un momento de paradita para pensar en lo esencial: hemos nacido para alabar, bendecir y servir donde el Señor nos ha puesto durante el tiempo que permanezcamos juntos. Y cuando nos llegue el día de la partida, saber presentar ante el padre con suma alegría todo el trabajo hecho en humildad, para la construcción de este Reino que viene del mismo Dios a la tierra y que, como a Hijos y no como extraños de la casa , nos ha sido confiado amorosamente para colaborar con El.

Como no sabemos ni el lugar ni la hora, procuremos trabajar con conciencia para que sea como El quiera, desde lo que cada uno tiene y sabiendo que nada se termina aquí, sino que continúa más allá y eternamente. Siempre bendiciendo para que seamos cauce de bendición para muchos.

Por eso hoy quiero decir hasta pronto, Jacinto, y que disfrutes de esa vida que se presenta ahora. Mientras llega nuestro momento, afanémonos por ser esos eternos amantes que siembran semillas de amor a cada paso que demos, con responsabilidad, con ternura, con misericordia y con firmeza, disfrutando en cada momento de ser testigos del Amor que Dios derrama en nuestros corazones.